miércoles, 4 de marzo de 2009
Cosas que hacer con tu cuenta de Feisbuc
1. LIGAR
2. Dejar que te liguen.
3. Terminar a las 2 de la mañana abriéndole tu corazón a un/a desconocido/a, temiendo que se abra una puerta y aparezca tu mujer.
4. Moldear poco a poco una identidad imposible a base de juntar familiares perdidos y en contacto, amigos que están y amigos que se fueron, conocidos que conoces y conocidos que odias, compañeros del curro y compañeros de la noche, hasta que acabas deseando ser vasco.
5. Comentar una guarrada cuando alguien escribe algo trascendente en su estado.
6. Lo mismo, pero al revés.
6. Colgar todas las fotos en que aparezcas borracho, pero ninguna en la que aparezcas drogado. Hay una diferencia.
7. Unirte a grupos absurdos.
8. Taparte los ojos, poner el dedo en la pantalla y entrarle en el chat a la amiga que resulte afortunada preguntándole qué lleva puesto.
9. Morir de vanidad.
10. Jugar con los sentimientos de alguien, y después arrepentirte.
11. Recibir confesión y manifestar absoluciones.
12. Lo mismo, pero al revés.
13. Escribir la palabra Caralibro creyendo que es muy graciosa.
14. Hacer un estudio científico sobre por qué las mujeres son adictas a los puntos suspensivos y a poner más de tres signos de exclamación, como ordena la RAE.
15. Crear una secta. Otra más.
16. Contestar preguntas capciosas en un juego picante y lograr en dos sesiones lo que en la vida real costaría semanas.
17. Estimular con mensajes privados a las que dicen en el mismo juego que no se acostarían contigo y recibir, también en privado, rectificaciones de lo más interesantes.
15. Dejar las cosas bien claras.
16. Lo mismo, pero al revés
domingo, 15 de febrero de 2009
Regresando al futuro
"Mañana os cuento", decía en la entrada anterior. Pido disculpas por la tardanza a quienes insistentemente me han pedido que retome esta bitácora; lo cierto es que, no sé muy bien por qué, últimamente se me ha roto el amor con ella, aunque en mi defensa puedo decir también que, durante este paréntesis, he logrado hacer algunas de esas cosas con las que los demás sólo sueñan durante años, y a veces no llegan a cumplir, verbi gratia jugar con delfines. Toma ya.
Pues bien, como tengo la centralita colapsada de llamadas, por no hablar de los miles de mails, cartas perfumadas, fotografías sexys y sujetadores dedicados que llegan a mi redacción de mujeres que me ruegan (algunas bajo amenazas de suicidio) que ponga fin a tanto rumor, desde aquí hago público el siguiente comunicado: la razón de mi tardanza ha obedecido a que, por fin, sin más dilación, sin más vueltas de tuerca, y sin más cojones -habida cuenta de que mi situación laboral no mejora-, vuestro amigo Diógenes acaba de embarcarse en la mejor aventura posible, y en la más temeraria: escribir una novela, probablemente la mejor del siglo XXI, y si eso no puede ser, al menos una que lo describa bastante bien.
Es ahora o nunca. Aunque cuesta, aunque escucharme a mí mismo y darme consejos sobre el futuro me sigue quitando más tiempo aún que el puñetero Facebook, sin ir más lejos, y aunque nada cambie, cuando la termine ya podré decir que una vez me sentí orgulloso de haber escrito la palabra Fin en alguna parte, y que de veras me he reconciliado con esa ventana que se abre en el blanco del papel por donde las hisorias se asoman solas, y de las que los escritores somos sólo simples cronistas, por mucho que luego presumamos por ahí de que nos las inventamos. En su momento, hace cerca ya de nueve años, cerré los ojos a esa ventana y la cerré a ella para convencerme de que me iría mejor con el periodismo. Bueno, el periodismo no me ha tratado muy bien, así que ahora he vuelto arrastrándome y haciéndole pucheros, a ver si me perdonaba. Y por ahora, amigos y vecinos, puedo decir que mi ventana se está portando mejor que muchas mujeres. Yo diría que lo hace para joderme.
Aunque tal como están las cosas, no sé yo si tendré éxito. Meto en Google la palabra "Libro", buscando una ilustración bonita para dar brillo a esta entrada, como suelo hacer cuando me pongo trascendente, y en la primera página me sale la imagen que véis. Deseadme suerte. La voy a necesitar.
martes, 27 de enero de 2009
Con "eso" no se juega
Dicen que el mejor desprecio es no hacer aprecio, pero en mi caso va a ser que me puede el hecho de haber pasado un año en un colegio de curas, y otros siete en otros tantos católicos -pero sin curas- antes de entender que Hank Moody y yo estábamos destinados a ser hermanos de sangre.
Lo reconozco, en realidad tengo las mismas taras que ellos y cometo sus mismos pecados. Si no, no sería de recibo que me fijase, como suelo hacer, en las mismas tonterías que ellos; en la misma superficie frívola e infecta de la moralidad, en esa capa de la vida privada que debiera ser indiferente en estas atalayas del siglo XXI, pero que el peso de nuestra historia reciente nos cuelga todavía como una costra repelente de emociones mal gestionadas, mal entendidas, malgastadas.
Pero al lío chanante: Catholic.net ofrece en su página unos sabios consejos contra el vicio de Onán, sobre todo con vistas a evitar el cáncer de próstata. Recomiendo que pinchéis en el enlace, para disfrutarlo como Dios manda (nunca mejor dicho), pero os adelanto algunas cosillas. Y no, ya os adelanto que no hay errata alguna:
*Hay maníacos sexuales que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones.
*La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual.
*El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas.
Y ojo, que ahora viene el capítulo de National Geographic:
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio
No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente.
Lo reconozco. Preocupándome, sorprendiéndome con estas cosas, soy como ellos. Dios, haz de mí un hombre mejor.
El infiennnnno es lo que te espera, chavá. El infiennnnnno
Creo que me estoy volviendo loco. Voy a acostarme, pero sin tocarme ni un pelo. Mañana os cuento.
Lo reconozco, en realidad tengo las mismas taras que ellos y cometo sus mismos pecados. Si no, no sería de recibo que me fijase, como suelo hacer, en las mismas tonterías que ellos; en la misma superficie frívola e infecta de la moralidad, en esa capa de la vida privada que debiera ser indiferente en estas atalayas del siglo XXI, pero que el peso de nuestra historia reciente nos cuelga todavía como una costra repelente de emociones mal gestionadas, mal entendidas, malgastadas.
Pero al lío chanante: Catholic.net ofrece en su página unos sabios consejos contra el vicio de Onán, sobre todo con vistas a evitar el cáncer de próstata. Recomiendo que pinchéis en el enlace, para disfrutarlo como Dios manda (nunca mejor dicho), pero os adelanto algunas cosillas. Y no, ya os adelanto que no hay errata alguna:
*Hay maníacos sexuales que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones.
*La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual.
*El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas.
Y ojo, que ahora viene el capítulo de National Geographic:
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio
No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente.
Lo reconozco. Preocupándome, sorprendiéndome con estas cosas, soy como ellos. Dios, haz de mí un hombre mejor.
El infiennnnno es lo que te espera, chavá. El infiennnnnno
Creo que me estoy volviendo loco. Voy a acostarme, pero sin tocarme ni un pelo. Mañana os cuento.
jueves, 22 de enero de 2009
La cultura gana (por una vez)
Leo en Público.es que, por primera vez, Saber y ganar, el concurso más veterano de la televisión española y el último consagrado a la cultura general, ha logrado mejores datos brutos de audiencia que Está pasando, el cacafónico (digo bien) espacio rosinegro de Telecinco. Pues eso. Que lo leo y no lo creo. ¿Habremos empezado en España a hacer caso a Barack Obama antes que nadie, después de que Bruselas tirase por tierra la pasada semana las de por sí funestas previsiones anteriores de Solbes? Dice el nuevo amo del mundo que se ha terminado el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y de aplazar las decisiones desagradables, apuntalando la consecución del éxito global en valores perdidos como el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad o la lealtad y el patriotismo. Yo me quedo con los que están en negrita, tan devaluados hoy como el sistema capitalista, o precisamente a causa de él.
Esta imagen es una dramatización sobre el inmovilismo. No intente hacerlo en su casa.
A mí mi padre me enseñó que el esfuerzo y la honradez empezaban aprendiendo cosas, siendo limpio, tolerando al que no sabía o no podía aprender tan rápido y manteniendo viva la llama de la curiosidad. Como estoy seguro de que mi educación no dista mucho de la tuya, amigo lector, es muy probable que compartas, o quieras compartir conmigo, el mismo feeling de que esta era de la contención que se nos viene encima anda sumando aquí y allá, y muy poquito a poco, determinados actos de contrición individuales que empiezan a afectar a nuestras costumbres más sencillas, entre ellas, y como no podía ser de otra manera, la de ver la tele. Dicho de otro modo, ¿en qué cabeza cabe, estando la cosa como está, que sumergirse en la mierda de los estafadores, de ricos analfabetos y de semiputas de semilujo vaya a seguir siendo bastión y estandarte del entretenimiento patrio? ¿Puede estar ahí el germen del repentino éxito de Saber y ganar?
Para que luego algunos me llamen pesimista, os diré que últimamente noto cierta clase de movimiento nuevo en la gente, no exactamente cultural, ni siquiera cinético (la gente corre igual hasta para ir al baño, por desgracia), sino más bien un cierto bullicio interior; algo que se parece a una revoltura de entrañas colectiva que nos lleva a desperezarnos y a desempolvar algunos libros, a nutrir colas en las ventanillas de reclamaciones antes vacías, a reclamar información sobre el funcionamiento de los bancos, sobre los errores inveterados de Hacienda y sobre cosas que antes dábamos por perdidas porque "así eran y así habían sido siempre", y además hablar de ellas suponía ganarte al segundo una etiqueta de ingenuo. ¿Nos hemos sumergido ya en la esencia de la era de Acuario? De ser así, y siendo como soy cada día menos rojo, debo reivindicar en este punto la frase pronunciada por Julio Anguita, que de llevar yo razón se recordará, espero y deseo, como línea inicial de un nuevo código: el de ese mundo que a veces soñamos en plena vigilia y que será, o debería ser, más justo y feliz que éste.
Saludos desde esta mi humilde orilla informática.
Esta imagen es una dramatización sobre el inmovilismo. No intente hacerlo en su casa.
A mí mi padre me enseñó que el esfuerzo y la honradez empezaban aprendiendo cosas, siendo limpio, tolerando al que no sabía o no podía aprender tan rápido y manteniendo viva la llama de la curiosidad. Como estoy seguro de que mi educación no dista mucho de la tuya, amigo lector, es muy probable que compartas, o quieras compartir conmigo, el mismo feeling de que esta era de la contención que se nos viene encima anda sumando aquí y allá, y muy poquito a poco, determinados actos de contrición individuales que empiezan a afectar a nuestras costumbres más sencillas, entre ellas, y como no podía ser de otra manera, la de ver la tele. Dicho de otro modo, ¿en qué cabeza cabe, estando la cosa como está, que sumergirse en la mierda de los estafadores, de ricos analfabetos y de semiputas de semilujo vaya a seguir siendo bastión y estandarte del entretenimiento patrio? ¿Puede estar ahí el germen del repentino éxito de Saber y ganar?
Para que luego algunos me llamen pesimista, os diré que últimamente noto cierta clase de movimiento nuevo en la gente, no exactamente cultural, ni siquiera cinético (la gente corre igual hasta para ir al baño, por desgracia), sino más bien un cierto bullicio interior; algo que se parece a una revoltura de entrañas colectiva que nos lleva a desperezarnos y a desempolvar algunos libros, a nutrir colas en las ventanillas de reclamaciones antes vacías, a reclamar información sobre el funcionamiento de los bancos, sobre los errores inveterados de Hacienda y sobre cosas que antes dábamos por perdidas porque "así eran y así habían sido siempre", y además hablar de ellas suponía ganarte al segundo una etiqueta de ingenuo. ¿Nos hemos sumergido ya en la esencia de la era de Acuario? De ser así, y siendo como soy cada día menos rojo, debo reivindicar en este punto la frase pronunciada por Julio Anguita, que de llevar yo razón se recordará, espero y deseo, como línea inicial de un nuevo código: el de ese mundo que a veces soñamos en plena vigilia y que será, o debería ser, más justo y feliz que éste.
Saludos desde esta mi humilde orilla informática.
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domingo, 18 de enero de 2009
Síndrome de mí mismo
Como últimamente vivo fechas señeras para el formateo de muchos y muy variopintos recovecos de mi alma, se me ha ocurrido, así, a modo de ruidosa expiación, que hoy podría compartir con vosotros algunos de los recuerdos e imágenes más curiosos que guarda mi sufrido disco duro. No lo hago con la intención de que elucubréis un perfil psicológico de vuestro amigo Diógenes (aunque quizá concluyáis que padezco una suerte de síndrome de ídem informático), sino con la esperanza de que todos nos riamos un rato y, por supuesto, de que mis habituales (y los que no lo son tanto) se mojen confesando a su vez los oscuros secretos que guardan en sus a priori inocentes carpetuelas. Esperemos que el experimento guste; si es así, prometo segundas y hasta terceras partes. Ah, y recordad que sólo haciendo clic sobre las fotos pueden contemplarse en todo su esplendor. Vamos allá:
Esto es antológico. Mitomanía al cuadrado. Me encanta:
Las primeras letras de La Puta de Babilonia, de Fernando Vallejo, que tienen tela:
Perdonen si todavía me descojono con esto. Debe de ser que soy un mal tipo, o que se me ha escapado concienciarme de algo. ¿Necesito ayuda?
Notas parroquiales auténticas, para partirse la caja:
¿Necesita un abogado? No lo dude, éste es su hombre:
Mi Demotivator más bestia:
...Y de regalo, una toma falsa (lo que estábais esperando, vamos):
Esto es antológico. Mitomanía al cuadrado. Me encanta:
Las primeras letras de La Puta de Babilonia, de Fernando Vallejo, que tienen tela:
Perdonen si todavía me descojono con esto. Debe de ser que soy un mal tipo, o que se me ha escapado concienciarme de algo. ¿Necesito ayuda?
Notas parroquiales auténticas, para partirse la caja:
¿Necesita un abogado? No lo dude, éste es su hombre:
Mi Demotivator más bestia:
...Y de regalo, una toma falsa (lo que estábais esperando, vamos):
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jueves, 15 de enero de 2009
Todo lo que tiene un hombre
Mi misión es matar el tiempo y la misión del tiempo es matarme a mí. Se está muy bien entre asesinos. La frase es de Emil Cioran, pero probablemente él no tuvo tanto tiempo como yo ahora; tal vez nunca lo manejó como concepto útil. Les he dado mi tiempo, y eso es todo lo que tiene un hombre, decía Bukowski al despedirse de algunos trabajos, sin sospechar que cada día su frase ha cobrado más vigencia cuanto más insospechadas se han vuelto las injusticias. Ende tampoco pudo imaginar que Momo iba a convertirse, en mi modesta opinión, en el cuento infantil de cabecera para los adultos del siglo XXI. El tiempo en sí es todavía un misterio científico, y lo seguirá siendo por eones, esa es mi impresión, mientras todo lo tenga en mis manos. He secuestrado al tiempo.
Ahora, con tantos días, horas y minutos por delante me detengo a mirar la fecha de caducidad de los alimentos, cuánta gasolina le queda al coche; hago mis repeticiones gimnásticas despacio, pienso todo el día en encrucijadas. Me paro si quiero y miro los rostros humanos, sus fluctuaciones asimétricas; puedo pensar en mujeres y en hombres, en su propio tiempo y en cómo administramos la realidad, cómo la gestionamos y cualificamos con nuestras diarias dedicatorias temporales. Pienso en el tiempo como arma de dominio, como una broma que algún cabrón ha entendido y aprovecha desde hace mucho contra los demás. Y también al contrario, como el vergel único que es para aprender, el permanente recordatorio de que somos seres lanzados hacia el futuro. Ya no dependo del móvil, algunos días me permito ser un viejo, mirando obras, viendo atracar barcos, oteando a las palomas, y otros días recupero mis quince años, aunque en este caso no pienso explicaros cómo, dónde ni por qué, ya que, como sabemos, a esas edades tan tiernas, casi todo nos da vergüenza.
Wake up, got another day to get,
Through now, got another man to see
Gotta call him on the telephone ay o
Gotta find a piece of paper
Sit down, got another letter to write,
Think hard, gotta get a letter just right
Little ringin on the telephone oh no,
Gotta write another letter
No such thing as tomorrow
All we want
Two, three, go!
Time, got the time tick tick tickin in my head
Time, got the time tick tick tickin in my head
Time, got the time tick tick tickin in my head
Tickin in my head, tickin in my head, tickin in my head
If i, tell ya what Im doing today
Will you, shut up and get out of my way
Someone ask me what the time is, I dont know
Only know I gotta go now
No time, tryin ta get a watch repaired
No time, never got a thing to wear
Little ringin on the telephone
Oh no, hear a ringin in my head now
No such thing as tomorrow
All we want
Two, three, go!
viernes, 9 de enero de 2009
El Juego de tu vida
1) ¿Has pensado alguna vez que con tu ex-novia, hoy tu mejor amiga, habrías sido más feliz que con tu mujer?
-Si
(Pues claro. Primero: cuando recordamos o imaginamos algo, el cerebro utiliza los mismos circuitos cerebrales que cuando lo vemos, incluidos los circuitos más elementales de la corteza visual. Segundo: visualizar mentalmente un objeto o a una persona desencadena en nuestro cuerpo los mismos impactos que percibirl@s. Así que, si imaginar o recordar una amenaza activa procesos biológicos como la aceleración de los latidos cardíacos o el ritmo de la respiración, imagínate el engaño al que te somete tu cerebro cuando tú y tu ex, hoy tu mejor amiga, os dedicáis a avivar, consciente o inconscientemente, vuestros mejores recuerdos).
2) ¿Crees que si disfrutaras acostándote con un hombre te resultaría difícil volver a ser heterosexual?
-Esto... Sí
(Pasa exactamente lo mismo, aunque la pregunta está hecha a mala hostia, porque te pone en la tesitura de partir de la base de imaginar que has disfrutado con un hombre. Por no hablar de que el cerebro ha evolucionado durante miles de años para interactuar con su entorno; de ahí que el ser humano asuma una realidad pero no deje de aspirar, por evolución y genética, a la posibilidad. Si esa posibilidad abre el camino para una experiencia nueva y atractiva (se ha demostrado que nos enamoramos gracias a algo tan aséptico a priori como la memoria), nos resultaría muy difícil retomar el camino anterior, sobre todo con el sistema límbico imperando a 1.000 revoluciones por minuto y demasiadas decepciones del ayer poblando dicha memoria).
3) ¿Has tenido alguna vez fantasías eróticas con personas de la tercera edad?
-Ehmmm... Sí, Dios mío, ¡sí!
(Será porque, obviando la aplastante razón biológica de tener un cuerpo diseñado para la inseminación indiscriminada, con una fábrica propia que produce las 24 horas del día un material de cuyos excedentes debe desprenderse el fabricante casi a diario, el varón de la especie humana cuenta hasta con 2,5 veces más espacio en su cerebro dedicado a la gestión de sus impulsos sexuales que una mujer. De modo que no se alarme a sus casi 65, señora Mirren, ante respuestas como las de nuestro sufrido concursante)
Nada, chatos, vosotros a lo vuestro, como si yo no estuviera. Un bechi.
3) ¿Alguna vez has pensado que no serás feliz del todo hasta que muera tu madre?
-(Aaaaagh)... Sí, sí, ¡SÍIIIIII!
(El amor se apoya sobre los mismos cimientos que conforman las enfermedades psicológicas: los recuerdos inconscientes y los mecanismos de defensa. Enamorarse depende en gran medida de nuestro aprendizaje y nuestras experiencias pasadas. De hecho, los psicólogos ven un retorno a la infancia en el clamor por el ser querido. Una madre que -sin ser Cruella de Vil, pongamos que trabaja mucho- no activa los adecuados mecanismos de seguridad, autoestima y protección en el "disco duro" de su hijo durante los primeros cinco años de vida -que son los que nos condicionan para siempre emocionalmente hablando-, probablemente hará que el chico la recuerde como autoritaria, y por tanto un elemento coercitivo de su libertad. De modo que, aun no siendo así, aun reforzando esos mecanismos más tarde, y aun amándola en el fondo como sólo se ama a una madre, tener un pensamiento como ese es sólo una muestra más de nuestra humanidad y nuestro bendito libre albedrío).
Enhorabuena, has completado nuestro test, pero no voy a felicitarte. Al contrario, ¿sabes qué te digo? Que vayas tú mismo a recoger tu dinero, porque yo dimito. ¡Por Dios, estoy harta de tanto CERDO INMORAL, o sea! ¡A partir de hoy me dedido sólo a los equivalentes de Efrén como me llamo Emma!
Eduardo, saluda a estos señores (ya que te parafraseo e interpreto lo que dices, al menos que sepan de dónde sale tanta magia).
¡Da-raaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Buenas noches.
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