viernes, 12 de diciembre de 2008

En la cola del INEM

Día 1. 7:30 de la mañana. No tengo ni puta idea de cómo funciona la cola del Inem porque jamás me he visto en una situación semejante a mis esplendorosos 35, razón de más para no haber dormido en toda la noche. De hecho, por primera vez, mi edad se me antoja una especie de ignominia de camino a la cola, con la de oportunidades que habré tenido de sentir lo mismo en La Noria, reflexiono. Llego a las dependencias. Sólo 10 personas. Me siento en un portal junto a la oficina, y al poco llega un matrimonio que se me sienta al lado. Ella, que se llama Belén, empieza a hablarme de su vida junto a su marido. Los dos se han quedado en la calle. Por razones que se me escapan, el hombre ha descargado cajas durante 27 años, y ahora sólo acierta a hablar de hernias y pinzamientos. Ella tiene muchos títulos, dice, pero su rostro ajado y su onicofagia delatan lo contrario. Belén se enorgullece de su hija, "qué inteligencia tiene", me cuenta, cuando en lugar de reprender a sus progenitores les ha parodiado la desgracia, saltando sobre la cama y gritando "qué guay, qué guay, que ya somos pobres". No sé qué edad podrá tener la hija de Belén, ni lo pregunto. Cojo un número para disimular porque en realidad estoy allí para olisquear la distribución de la oficina; lo cierto es que pienso arreglarlo todo mañana. A lo mejor le he jodido la vida a alguien cogiendo ese maldito número. Decido marcharme, y por la noche vuelvo a dormir mal pensando en mi hijo, en la hija de Belén y en lo que le haría a determinados hijos de puta.

Día 2. 8:20 de la mañana. Efectivamente, ayer no tenía que haber venido tan pronto. En la cola, hoy la conversación es más jebi (término, todo sea dicho, que me recuerda a cuando yo no era más que otro burgués para el saco). Sé que no váis a creerlo, pero ante mí se reproduce la escena de los dos albañiles que hablan de lo imposible que está el sur por culpa de los inmigrantes que les quitan el trabajo. Yo miro a mi alrededor y me siento como en una de Buñuel: arrugas, tatuajes que cuestan la mitad de un subsidio, años de claudicación, viejos que quizá ya lo fueran cuando jóvenes, un tipo nacido en el 67 que revisa su título más preciado (el graduado escolar), y otro viejo, calvo y sin seguro dental, que nada más abrir la sede la toma con la encargada de seguridad, una chica altruista que, sin cobrar por ello, guía a todos, analfabetos o no, por ese laberinto de pantallas, funcionarios-ruleta rusa y turnos de papel. "Es demasiado temprano para empezar así, ¿no cree,caballero?", le espeta la segurita. La primera chica que me atiende a mí es sincera, tanto que me dice que mi doctorado no sirve para una mierda a efectos de mercado laboral. A la segunda se le cae el sistema un par de veces, pero logra meterme in extremis en la bolsa de empleo y concederme la prestación, que ascenderá a la nada desdeñable cifra de 1.050 euros, me comunica, lo que yo juzgo como una auténtica basura teniendo en cuenta lo cotizado hasta ahora en mis dos trabajos conocidos, el que me asqueó hasta el punto de dejarlo por higiene mental, y el que me gustaba hasta que descubrí que en realidad no existía. Me pregunto inmediatamente cuánto cobrará el marido de Belén, por cuánto dinero se habrá levantado ayer tan temprano. Cerrado mi expediente, salgo de la cola y celebro al fin mi estado con mis nuevos amigos:

11 comentarios:

Perduraré dijo...

Hola,

Soy Max, el de muertos y enterrados. No sabía que me habías linkado, lo he descubierto hoy, de manera que te he linkado yo también.

Muchas gracias.

Paul dijo...

Max: Bienvenido. Yo también viví en Coslada, cuando aquello sólo era un solar junto a la vía del tren. Y gracias a ti.

Unknown dijo...

...y de fondo el tema "cantina band" de la guerra de las galaxias,...

Paul dijo...

Francisco: Gracias, cabrón.

Berni dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Puesfijate dijo...

(Perdón publiqué un comentario con la identidad máster, que la uso para temas profesionales. Aquí la repito)

Paul, de verdad que lo siento. Ahora tocan frases tópicas como esa de "siempre que llovió escampó"... que no deja de ser cierta.

Y desde luego te ayudará y dice mucho de ti el sentido del humor con que te lo estás tomando. A mí me ha pasado alguna que otra cosa chunga en la vida, tampoco muchas y no sé si es verdad eso de que te hacen más fuerte. Pero si es verdad que cada vez aprendí a tomarme las cosa, por muy jodidas que sean, al menos con ironía.

Paul dijo...

Puesfijate: Sí te hacen más fuerte, o al menos abren tus miras. Para empezar, me dedico mucho a mi hijo, que vete a saber cuándo van a volver a robarme el tiempo, que al fin y al cabo es todo lo que tiene un hombre. Gracias por el apoyo.

Unknown dijo...

Lo siento, no estaba haciendo leña del árbol caído, sólo que esas oficinas del imen va gente muy rara, como en la cantina,...ya sabes,...la peña rara,..la música,...bueno,...déjalo

¡OYES, PUEDES ELEGIR PERSONAJE!, puedes ser Han Solo, Luke, Owi-Wan, Greedo,... bueno, Greedo no,...

Paul dijo...

Francisco: Al menos me tocaría algún protagonista. Tú no tocas ni a 4-LOM, ni a Nien Numb, ni siquiera a Salacious Crumb. Hale, a buscar, a buscar...

Anónimo dijo...

ahh,..ahora lo pillo,...a ti te va más el tema de Sly Moore, o mejor Oola,...

Paul dijo...

Anónimo: Oola duraba muy poco; eso sí, era la única que enseñaba teta en toda la saga. Felices pajas verdes.