lunes, 1 de diciembre de 2008

Apuntes de La Noria.

Pasan los años, pero el Mojos sigue siendo nuestro principal bastión. Dúos de chicas solas como nosotros, dúos de solos, qué contrasentido, espalda contra espalda. Un banquero alcohólico al que suponía recuperado se restriega contra una rubia que en el fondo también busca una familia, aunque no seré yo quien se lo pregunte jamás. La rubia le ofrece otro whisky al banquero, pero su amigo se lo aparta con un gesto. Por hoy ya ha vivido bastante.

En el Reunidos no sé qué pasa; esta noche hay una extraña fiesta. Un marco selvático, una veinteañera se cuelga una serpiente en la entrada, quiera dios que para pagarse los estudios. Pero cuando entramos sólo hay cardos bailando música latina. Los cardos nos arrinconan poco a poco contra las mesas y sillas del restaurante que los dueños han apilado un rato antes para que puedan bailar. Nos da por irnos justo cuando el soniquete cambia y pinchan Destination Unknown. Salgo del local con todo esto en la cabeza:



En el Bulán la conversación se pone intersante. Se habla del documental de mi anterior entrada (¿dónde está el debate que os pedí, cabrones?) y del libro Hitler ganó la guerra, de Walter Graziano. Si lo dicho en ellos es cierto, somos los tipos menos libres del mundo, porque nos gusta pensar que la libertad es poder hablar de esos temas en un ambiente selecto.

De vuelta al Mojos. Las gogós nos calientan superficialmente, más o menos como todo lo que se hace aquí. Ahora tocamos la cuestión laboral. Se cruzan secretos y promesas, pero las luces se encienden pronto. Coño, como que ya son las tres.

La música de Electric Six tiene dedos propios que nos dirigen al Musa. Le echo las babas a una amiga de mi hermana, asisto al reencuentro etílico de una pareja que a punto ha estado de separarse y me presentan como escritor a una hermosura gótica con la que nadie, por lo visto, tiene nada que hacer. Al final decido tirarme, cuan largo soy, con mis mejores galas y mi peor afeitado, en uno de esos habitáculos sombríos que tiene este sitio, y que recuerdan a los antiguos fumaderos de opio. Una rubia se insinúa un par de veces mientras estoy en el suelo, mirando de espaldas y por detrás de su copa, y al poco me soplan que es profesora de aeróbic. Yo no hago nada y me largo, por supuesto. Tardo una hora en llegar a casa, andando, sin distinguir bien la acera de la calzada, pero pensando positivamente en la navidad que está por llegar. Dejadme ser el primero que os felicite a todos.

9 comentarios:

Puesfijate dijo...

Joder macho, profesoras de Aerobic que se insinúan... Dios da pan al que no tiene dientes. Vamos a hacer una cosa. Cuando vaya para allá en Navidades, o el día 3 vamos a salir una noche juntos por la Noria. Tampoco hace falta mucho esfuerzo, la fuerza de la costumbre ya nos arrastrará para allá. Y luego hacemos, cada uno por su lado, la crónica de la noche. A ver qué sale.

No te apures si te presentan como escritror. Tú escribes este blog y bastantes cosas más, me consta. Con mucho menos otros se dan unas ínfulas que ni que fueran Marcel Proust.

Un saludo

Anónimo dijo...

Llevo una semanita que sólo entro para mirar de reojo y no he podido ver el documental. Y encima sales de marcha hasta cerrar mientras yo me quedo en casa. Esto son los pájaros contra las escopetas.
Si Diego Navarro es director de orquesta, ¿qué digo director?, ¡inventor de orquesta!, pues ¿por qué no vas a se tú escritor si , de hecho, ya has escrito uno, dos.. libros?
Puesfijate, espero ese dia de marcha y que no nos coja en baja forma. El día clave es el 4 de enero. A ver si la liamos parda.
¡Ah!, Paul, gracias por el cartel de navidad, muy clarificador. Enséñaselo a tu niño, anda.

Paul dijo...

Puesfíjate: A ti Dios te ha dado bastante pan, que yo sepa. Queda pendiente esa crónica.

Leroy: Gracias por los ánimos. ¿No fuiste tú el que se enteró a los 12 años de lo que dice el cartel?

Unknown dijo...

oyes, que no todos los días son días de fiesta,...

Anónimo dijo...

Si, yo fui uno de ellos. Supongo que esa inocencia fue una de las razones por las que tuve un infancia tan feliz. Si a los 6 años ya no crees en la navidad ni Los Reyes, ¿qué te queda? Ah, si, jugar a los médicos, pero yo estaba demasiado entetenido con los juguetes para jugar a verdad o consecuencia o esas cosas. A los 18 ya hay suficientes verdades Y consecuencias.
Todavía le escribo la carta a los Reyes, ojo. Una vez les pedí una rubia que no hiciera preguntas y me dejaron a la Barbie "noche de fiesta". Para que luego no creas en Los Reyes Magos. Si es que son unos máquinas.
Le recomiendo a nuestro amigo David que haga lo mismo con Alejandro. Será un niño feliz y no se tirará a una inconsciente (que tampoco creyó en los Reyes Magos) con 12 años y tendrá a un mini Bin Laden con 15.
Toma espíritu navideño.

Paul dijo...

Francisco: Alguien sabe el verdadero final de la noche descrita y debería contarlo.

Leroy: Estableces una ecuación imposible entre descubrir a los reyes tarde y follar demasiado pronto. A cada uno deben durarle lo máximo posible TODAS las ilusiones.

Con tu permiso, voy a meterme en una página de Baltasaras.

Puesfijate dijo...

Paul: Yo no puede menear mis propios post. Me lo rechazarían por spam... Y ahí te dejo eso para que hagas lo que te parezca :-)

Anónimo dijo...

Paul, no es imposible, es inevitable. Así de simple.

Paul dijo...

Puesfíjate: Pues yo no sé cómo hacerlo. Me pongo a ello de todos modos.

Leroy: Te habrás quedao a gusto.