martes, 16 de septiembre de 2008

Santo y seña

Mi nombre es Paul Diógenes. No me cuchicheen, por Dios bendito. No sean previsibles. Ustedes no. Como todo, incluidos algunos adulterios, hasta un nombre como el mío tiene una explicación satisfactoria. Paul porque mi madre era inglesa. Diógenes porque mi padre era de pueblo. Dios los crió y los juntó una alcahueta llamada, agárrense, María Patiño Samblás. Igualito que los vecinos de Amstetten, yo también creía que había cosas que, sencillamente, no podían suceder.
Como se imaginarán, esta no va a ser una bitácora lógica. De hecho, la inicio por culpa de una niña de La Pureza. No era tan niña, en realidad, pero no me harán seguir por ahí. Hoy las cosas se confunden a propósito. Cuando hablar de niños rechina, las civilizaciones convalencen. Miren si no a Rajoy. Intentó volverse conceptual con el término y le ha pasado lo que a los malos artistas. Demasiado abstracto. Demasiado mentira. Hola, amigos, soy Mariano Rajoy. Tal vez me recuerden de películas como Breyheart o El congreso se divierte. En fin.
La niña se me acercó hace unos meses, con su carpetita, con su vestidito, agitando un pequeño paquete de rifas. Yo no tengo nada contra los adolescentes. Tienen prisa por tocar los edenes de los que ya he vuelto, por pecar sólo para experimentar cómo se sentirán después consigo mismos, por probar el abismo, desolarse, horadar su pureza y volver a la hora en que abre la tintorería. Todo eso es admirable. Sólo fue la primera parte de su discurso la que me mató.
-Señor, ¿me compra una rifa? Nos vamos a Roma y sorteamos un DVD. Es sólo un euro. ¿Qué, se anima?
Aquella niña me llamó señor, y los años 90 se me cayeron encima. Los años de esa primera juventud divorciada, milenarista y etílica; toda esa era de autocompasión, de malditismo guay, de desesperación acomodada y ejemplos muertos. Los 90.
Como joven de los 90, yo leí a Cioran, a Kundera y a Bukowski cuando tocaba. Comprendí (como todos menos Metallica) que aquello del grunge iba a ser una idiotez pasajera, y que sólo convertirme en un cínico y un snob podría salvarme de los sellos que marcaron nuestro apocalipsis: el exceso de información, la culpa imbécil por tenerlo todo, el penalti de Djukic, el deceso televisivo de Mayra Gómez Kemp.
El fin de los días , sí. Pero al siguiente volvió a amanecer. Así que aquí me tienen ahora. Felizmente borrado de Intervida, inspirado por más cantautores que literatos, creyendo como tantos que en los 60 tenían todas las respuestas. Pionero entre aquellos que, cosas del sida, crecieron pensando el sexo podía matar; orgulloso de que hoy sean mis canciones las que se versionan, escribiendo en este registro falso y pretencioso, buscando profundidad en los charcos y presidiendo la Asociación Pro Amnistía para la serie Californication. Como Hank Moody, yo soy un crápula de baja intensidad, un juguete roto sin desenvolver, un adicto a los kilómetros en babia y a tirar de la manta en los cursos de protocolo. Aquí me tienen, digo, cultivando el ego, que es lo cool; creyéndome un héroe cuando airean los faldones arrugados de mi camisa, defendiendo a Ellis y a Mañas en un siglo inútil para alumbrar a un Gógol (Juan Manuel de Prada apuntaba maneras, pero después de Coños se desvió a temas menos interesantes) y asqueado de la política porque aún me obliga a expiar miserias en el glamourama ese de la calle de La Noria, del que les mantendré puntualmente informados. La Noria, de hecho, es el carnaval humano al que Clive Owen se refiere enCloser, y yo, amigos, voy a ser su ojo clínico.
Aquí me tienen porque nada de lo que hoy veo sucedía en los 90. O igual porque sigue sucediendo y soy yo el que ha crecido. Se aceptan sugerencias. Tomen nota:
pauldiogenes@hotmail.com

2 comentarios:

Unknown dijo...

"Unos llegaron muy pronto, otros llegaron muy tarde, sólo nosotros llegamos justo en el momento en que no había nadie". Esta incomprensible estrofa pertenece a una canción de Loquillo, publicada en el año 90 ó 91. Define perfectamente una década atroz, que a buen seguro Diógenes diseccionará en las próximas fechas.

El advenimiento de este blog supondrá un cambio en mi placentera rutina:

8:58: Llegada a curro y encendido de ordenador.

9:00: Reviso el correo y contesto.

9:10: marca.com. elmundo.es.

9:18: puesfijate

9:25: youporn.com y/o redtube.com y/o tupornotv.com.... PAJASHO.

Nos vemos mañana, juguete roto.

Paul dijo...

Tu rutina se parece a la mía, quitando el Marca, claro. ¿Por quién me tomas? Por cierto, debo a Berni una licencia por lo de "crápula de baja intensidad", que suyo es. Dicho queda.