viernes, 14 de noviembre de 2008

Consejos de sabio


Después de la orgía de ayer, lo que procede es desintoxicarnos un rato con una buena dosis de equililbrio, por ejemplo respondiendo a algunas de las grandes preguntas que inquietan al hombre desde siempre. Sí, claro que existen esas respuestas, que están ahí. Lo que hace falta, como para casi todo, es saber dónde acudir. Por eso, para quien no lo conozca, y cumpliendo de nuevo con lo prometido, Producciones Paul Diogenes os acerca hoy al mundo mágico de José Antonio Marina, uno de los pensadores fundamentales de nuestro tiempo, y cuyos libros Las arquitecturas del deseo, y sobre todo La inteligencia fracasada, considero sin duda textos de referencia que deberían readaptarse para ser explicados en la escuela, amén de lecturas obligadas para quienes gustan de ahondar en ese laberinto, tan en pañales todavía, de la condición humana.

Marina ha comprendido que la explotación del potencial individual empieza por aprovechar adecuadamente el tiempo, quizá el tesoro que más alegremente despilfarramos. De ahí que el hombre haya reclamado su derecho a pensar ganándose la vida en un instituto de Secundaria, y rechazando ofertas de un puñado de administraciones y universidades españolas. Os remito a un antiguo e interesante encuentro digital con sus lectores, del que os adelanto sólo algunos canapés. A pensar todos, que hoy toca:

¿Es la ética la filosofía del futuro?

-Si. La nueva idea de inteligencia tiene como culminación la ética y no la ciencia.

¿Qué opina del actual sistema educativo NO universitario?

-La enseñanza primaria está con problemas derivados de la falta de socialización básica de muchos de sus alumnos. La enseñanza secundaria está en crisis en todo nuestro mundo cultural. La LOGSE ha insistido en el cambio de curriculos pero no ha cuidado al profesor, que es el protagonista de la actividad educativa. El alumno es el beneficiario.

¿Cómo cree que acabará el fenómeno ETA?

-Acabará por presión social democrática. Considero necesario la aparición de un nuevo nacionalismo, que abandone la mitología, la sacralización, la belicosidad, la autoafirmación a base de enfrentamiento, que está en la entraña de todos los nacionalismos que hemos heredado. En resumen, creo que necesitamos un nacionalismo inteligente. El buen nacionalismo expulsará la mal nacionalismo.

Fuente: El Mundo

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